Escrito por José Zafra e ilustrado por el recientemente galardonado con el Premio Nacional de Ilustración, Emilio Urberuaga en la Editorial Anaya
este libro nos cuenta la historia de una familia de ratones que viven
en la abandonada biblioteca de una vieja mansión donde disfrutan
leyendo, aprendiendo y royendo las innumerables páginas de la vasta
colección. Un día llega un ratón de campo. Pasa con ellos todo el
invierno. Durante ese periodo, comparte el amor de la familia por los
libros e inicia un romance con la hija, Idolina. Sin embargo, añora la
verdad de su Maizal Amarillo y, al finalizar la fría estación, decide
volver a su casa. La joven no es capaz de retomar su vida sin Justino,
el ratón de campo, y se va de casa, en contra de la voluntad de sus
padres, para encontrarse con él. Vive entonces una aventura en la que
descubre que el conocimiento adquirido en los libros no basta para
sobrevivir, y que el mundo real es mucho más rico que el que muestran
las páginas de un libro.
Aunque a una lectura de niños
del Segundo Ciclo parezca presentar simplemente una divertida y
emocionante historia de aventuras que le sucede a una familia de ratones
de biblioteca, una lectura atenta puede mostrar una novela de
maduración adolescente, en la que se mezcla la temática amorosa con la
necesidad de búsqueda de caminos propios, más allá del confort y
seguridad de la casa familiar.
Casi nada...
Casi nada...
Escrito con una delicadeza
exquisita, muy poético a mi parecer. Me ha gustado y quedará recomendado
en nuestra guía de lectura para estas navidades.
Y comienza así:
"Los ratones le llamaban el Palacio de Papel, pero era sólo un cuartucho sucio y destartalado,
El
resto del caserón no ofrecía mejor aspecto: grandes habitaciones
deshabitadas, donde el polvo lo cubría todo. Algunas tejas rotas dejaban
paso a la lluvia, y por eso la cal de los techos se había puesto negra
en algunos rincones, verde o azulada en otros. En invierno, frías
corrientes de aire entraban a través de pequeñas rendijas abiertas en
las paredes. A veces, la madera de algún mueble gemía, para callarse un
instante después.
¡Y sin embargo, la vida hervía allí dentro! No vida humana, ciertamente.Eran otros seres los que respirabanentre la oscuridad; seres invisibles a primera vista, pero tan llenos de vida como puedas estarlo tú.
eran arañas equilibristas, moviéndose de un extremo a otro de sus hilos pegajosos; eran carcomas voraces, furiosas prisioneras de vigas y armarios; eran hormigas, chinches, polillas, y muchos otros insectos diminutos que mordían, chupaban, roían..., o bien eran mordidos, chupados o roidos por otros insectos mayores que ellos.
Y, claro, estaban también los ratones."
Más adelante cuando habla de los ratones, el autor comenta sobre ellos algo que al leerlo me fascinó: "Comen lo que leen y leen lo que comen".
Su refugio es una enciclopedia y es divertido leer que se guarecen en la palabra cueva, el tunel esquiva las palabras, felino, fuego, gato, hambre y milano o la palabra zorro una de las más peligrosas...
Una buena lectura para grandes y pequeños. Bueno, para los grandes que disfruten de la literatura infantil, como disfrutamos en este lugar.
Además me ayudo de la opinión de su autor José Zafra que preguntado por su deseo de transmitir algún mensaje, él muy sabiamente contesta "Me parece que no. Creo que la literatura, al contrario que la publicidad, no debe preocuparse mucho del mensaje. A no ser que el mensaje sea: "lee y disfruta", el único mensaje que estaría dispuesto a suscribir" Muy buena contestación.
Si quieres realizar las actividades propuestas por la Editorial clica aquí.
¡Y sin embargo, la vida hervía allí dentro! No vida humana, ciertamente.Eran otros seres los que respirabanentre la oscuridad; seres invisibles a primera vista, pero tan llenos de vida como puedas estarlo tú.
eran arañas equilibristas, moviéndose de un extremo a otro de sus hilos pegajosos; eran carcomas voraces, furiosas prisioneras de vigas y armarios; eran hormigas, chinches, polillas, y muchos otros insectos diminutos que mordían, chupaban, roían..., o bien eran mordidos, chupados o roidos por otros insectos mayores que ellos.
Y, claro, estaban también los ratones."
Más adelante cuando habla de los ratones, el autor comenta sobre ellos algo que al leerlo me fascinó: "Comen lo que leen y leen lo que comen".
Su refugio es una enciclopedia y es divertido leer que se guarecen en la palabra cueva, el tunel esquiva las palabras, felino, fuego, gato, hambre y milano o la palabra zorro una de las más peligrosas...
Una buena lectura para grandes y pequeños. Bueno, para los grandes que disfruten de la literatura infantil, como disfrutamos en este lugar.
Además me ayudo de la opinión de su autor José Zafra que preguntado por su deseo de transmitir algún mensaje, él muy sabiamente contesta "Me parece que no. Creo que la literatura, al contrario que la publicidad, no debe preocuparse mucho del mensaje. A no ser que el mensaje sea: "lee y disfruta", el único mensaje que estaría dispuesto a suscribir" Muy buena contestación.
Si quieres realizar las actividades propuestas por la Editorial clica aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario